La hipertextualidad en el cine: Crash (2004) | Cine, series y comunicación | Scoop.it
Sabemos que una narración hipertextual es aquella formada por hipertexto, o lo que es lo mismo, por un conjunto de fragmentos de texto que se relacionan entre sí. Supone una evolución del modelo narrativo tradicional. Una nueva forma de expresarse, propia del siglo XXI.
Este tipo de narración lo podemos encontrar no solo en los medios digitales, sino también en la literatura o en el mundo del cine. Dentro del séptimo arte encontramos buen número de obras compuestas por diversas historias cruzadas, narradas de forma no lineal, donde es el espectador quien debe construir la totalidad de los hechos. Ejemplos de este tipo de películas hay muchos. Por citar solo algunos, Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino, Magnolia (1999) de Paul Thomas Anderson, Sin City (2005) de Robert Rodríguez, o la trilogía de un verdadero especialista en el arte de la hipertextualidad, el mexicano Alejandro González Iñárritu: Amores Perros (2000), 21 gramos (2003) y Babel (2006).


Quizá, una de las más conocidas, por su condición de ganadora del Oscar a la mejor película en 2005, es Crash, del que fuera guionista de Million Dollar Baby, Paul Higgis. En esta cinta se cuenta, a través de casi una decena de personajes, el choque cultural y la discriminación racial, latente aun en pleno siglo XXI, que se produce en el día a día en una gran ciudad como Los Ángeles. Las historias de los protagonistas, aparentemente muy diferentes entre sí, tendrán, pues, un punto en común, más allá del lugar físico donde se desarrolla la acción.


Cada historia supone una visión distinta acerca del racismo y la interculturalidad. Y como suele decirse, cada uno de nosotros es la suma de sus propias experiencias. Con Crash ocurre lo mismo. La película es una suma de cada una de las experiencias que los protagonistas viven. Un conjunto con el que el espectador, único “personaje” conocedor de todas las micro-historias que conforman Crash, conforma su enfoque de la película.Somos nosotros los que, como observadores, tenemos la capacidad de configurar todas esas situaciones simultáneas, juntando todas las piezas y formando el gran engranaje de la historia que subyace en el film.


Paul Higgis, en calidad de guionista y director, concede la oportunidad al espectador de ordenar la historia completa, suprimiendo para ello cualquier signo de encadenamiento. Crash es un claro ejemplo de narración no lineal, donde los personajes, presentados por separado, terminan interactuando entre sí. Utiliza, además, diversas técnicas para reforzar esta no linealidad, como el uso de flashbacks (casi la totalidad de la película es un flashback en sí misma) o de elipsis temporales (las historias de los personajes están separadas por unas horas indeterminadas, en el marco de poco más de un día).

En definitiva, Crash nos permite sentirnos “constructores” de la historia contada por Higgis, a pesar de no poder influir ni modificar la trama original. Pero, seguramente, si preguntásemos a un grupo de diez personas acerca del argumento de la película, obtendríamos diez respuestas totalmente opuestas entre sí.